La Revista de Vega de Santa María      Tradiciones

UNA SOLEMNE VISITA

El 3 de abril de 1878, quedó marcado en la historia de la Vega como una de las fechas históricamente más importantes, al producirse en ese día la visita de la Santa Pastoral.

Es frecuente que los obispos visiten sus diócesis y con los medios de comunicación actúales, es muy fácil que la comitiva episcopal se dirija a cualquier pueblo, por alejado que esté en unos pocos minutos. Pero imaginemos como sería la visita de la corte del obispo en aquellas fechas del siglo XIX, a lomos de un acémila y con una secuela de sirvientes y carros con pertrechos de los que el Quijote nos ha dado algunos detalles.

Sea como fuere, en el pueblo se esperaba la visita como un acontecimiento singular: se limpiaban las calle, se adornaban y decoraban las balconadas con flores y colchas, se esparcían tomillos por suelo desde la entrada del pueblo y se fabricaban arcos de flores y vegetales para que por debajo hiciera entrada el séquito episcopal, mientras lo niños corrían a besar el anillo del señor obispo.

En aquel año la Santa Pastoral visitó la parroquia de la Vega de Santa María. El obispo era Pedro José Sánchez Carrascosa que encontró en buen estado de conservación la iglesia, la pila bautismal y el sagrario, la encimera, el altar, las imágenes, ornamentos, vasos sagrados y demás objetos destinados al culto divino con el debido esmero, aseo y limpieza.

También visitó “la capilla que está intramuros del pueblo y que está con la decencia necesaria, para que se pueda celebra el Santo Sacrificio...”

Aquel día el señor Obispo celebró el Santo Sacramento de la Confirmación.

El párroco le presentó los libros de cuentas que estaban registrados desde el 14 de junio de 1870 por el que fuera párroco de la Vega, don Antonio Domínguez, hasta el 10 de mayo de 1875 firmados por el párroco ecónomo don Francisco Rodríguez Montesinos. Algún error de anotación en los meses observó el prelado y lo mando corregir, al no ser siete los reflejados sino ocho.

También llamó su atención el alto precio de los ramos, cuya cantidad encontró excesiva, comparándola con años anteriores y ordenó que se cuidara la economía.

Mandó también poner una relación de todas las deudas a favor de la iglesia “para reclamarlas inmediatamente y en particular al Ayuntamiento...”

Señala el prelado que: “puede y está dispuesto a usar de benignidad y condonar parte de las deudas si se solicita la gracia en término de dos meses”.

La deuda a la iglesia ascendía a 3.626 reales con 82 céntimos.

Las deudas procedían seguramente, de los diezmos que cobraba la iglesia sobre todo los que se producía, es decir, la décima parte del valor de cuanto se vendía o comercializaba y que para algunas persona era muy difícil pagar, de lo que el señor obispo era consciente y de donde puede argumentarse el perdón otorgado a quien lo solicitara.

La visita del obispo debió dejar reconfortadas las almas y las economías de los pobres y el pueblo agradecería esta notable visita.

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