Cierto olor electoral.

Estamos en año de consulta y de elección para que salgan de las urnas nuestros representantes municipales.

Ese ha sido uno de los temas más hablados en las fiestas y navidades, que es cuando la gente tiene más tiempo libre. El tono de las conversaciones es sereno y resignado, pero el análisis de la situación política municipal, no pueden ser más desalentador. La resignación por la inoperancia de los gobernantes, se convierte en indignación por las diferentes varas de medir que se usan y de cómo no a todos los vecinos se les trata igual. las críticas más ácidas, no sólo van en el sentido de que el pueblo cada vez va a menos por las ideas agotadas de los gobernantes, sino porque no se aprovechan bien los recursos ni se mira el bien común: de los cinco concejales tres son agricultores ¿creen que se ha mejorado los caminos y vías rurales del término municipales? Evidentemente no. ¿Consideran que el casco urbano está presentable a la vista de cualquier residente o visitante? Las ruinas son el denominador común y fuente peligrosa de incendios e inmundicias. ¿Piensan que el agua está bien gestionado? Evidentemente tampoco, el agua del Caño Grande no está tratada ni potabilizada, el del Caño Chico tampoco, no se conoce el resultado del agua de los grifos, se paga mucho y se ha llevado al cierre de numerosos contadores, las Charcas son un vertedero, el sobrante del agua se desperdicia sin provecho y los agricultores tienen que llenar sus depósitos del herbicida de agua de la red.... toda una serie de despropósitos que sólo tienen de responsables a los señores del Ayuntamiento.

Luego están el estado de las cuentas, el censo y la publicación en el tablón del anuncio de los Plenos municipales y de sus resultados una vez debatidos. Nada de eso se hace público por iniciativa municipal, pues les va mejor si impera el secretismo.

Nada que se toque en el plano municipal es transparente y cualquier pregunta enfada, molesta y desagrada.

Hay quien piensa que debería haber un empadronamiento masivo de los vecinos que viven en Madrid para cambiar a los que están y también quien piensa que hay que desempadronarse para dejar en evidencia a los mismos. otros cuatro años serán demasiados para tanto atraso, pero no debe olvidarse que cada pueblo tiene los gobernantes que merece y esto que hay es lo que nos merecemos.

El tufillo a elecciones se convertirá en fuerte olor, según se va a cercando la fecha de la cita electoral.

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